Puede ser que en este momento todo marche bien en tu vida, o tal vez estés atravesando por dificultades que te agobian.
Cualquiera sea tu condición actual, nos gustaría darte una buena noticia: Dios te conoce desde siempre y te ama como nadie. Tú eres importante para Él. Él está interesado en tener una relación personal contigo.
¿Te gustaría iniciar una relación personal con Dios? Considera los siguientes pensamientos para comenzar esta gran aventura espiritual:
Reconoce que estás separado de Dios. La Biblia dice que todos hemos pecado de una u otra forma, y por causa de ese pecado, todos estamos destituidos de la gloria de Dios (Romanos 3:23).
La Biblia también dice que no hay justo ni aun uno (Romanos 3:10). Nuestro pecado nos separa de Dios.
Reconoce que tu propia justicia no es suficiente delante de Dios. Todo esfuerzo personal es inútil para iniciar y mantener una relación personal con Él. En Efesios 2:9 leemos que la vida eterna no se logra por méritos personales sino por la fe.
Es importante comenzar con la fe para que nadie se gloríe en su propia justicia o méritos personales.
Cree en lo que hizo Jesús por ti en la cruz. A través de Jesús, Dios ha provisto todo lo que necesitas para acercarte a Él y heredar la vida eterna.
Juan 3:16 dice que de tal manera amó Dios a la humanidad que entregó a su hijo Jesús para morir por nuestros pecados. La fe en el sacrificio de Jesús en la cruz nos libera de la injusticia que hay en nosotros por nuestro pecado.
Acepta a Jesús como tu Salvador personal. Jesús murió en la cruz por los pecados de la humanidad. Y así mismo resucitó para ofrecer salvación al mundo entero.
Sin embargo, solo aquellos que deciden creer en él pueden ser liberados de la condenación eterna. ¿Quieres ser libre de tus pecados y tener una amistad con Dios? Si tu respuesta es positiva, puedes orar de la siguiente manera:
“Dios mío, reconozco que soy pecador y que necesito tu perdón. Creo que Jesucristo derramó su sangre y murió por mis pecados en la cruz. Estoy dispuesto a dejar mi pecado. Jesús te invito a venir a mi corazón y a mi vida como mi Señor y Salvador”. Amén