“¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído?¿Y cómo creerán en aquel de quién no han oído?¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?”
Rom. 10:14
Desde que estamos en Frankfurt, hemos sido asaltados por los falsos Testigos de Jehová, en cuatro ocasiones. Se nos han ofrecido “coranes”, un par de veces. Y hemos visto a dos Hare krishnas, tomando un café en la Goethe Strasse. Una, una sólo vez, se nos ha ofrecido material cristiano en la Zeil ¿Debemos, seriamente, preguntarnos por la evangelización? Estoy convencido. Estoy seguro, que los que leen esta reflexión, son mayoritariamente hermanos que comparten su fe, en cuanto esto es posible. Algunos, dirán, con que un buen testimonio, ya están predicando. Pero, esto es un grave error desde el punto de vista bíblico. La Biblia, nos llama a salir y a predicar. Salir, significa, hacer lo posible, para que el mayor número de personas, conozca el mensaje. Y este, a parte de nuestro testimonio, debe darse de forma audible: pues como oirán, si no hay quien les predique. Y sabemos, que la fe viene por el oír. Sólo hay que acudir a la epístola a los romanos, para que el apóstol Pablo, nos lo deje meridianamente claro. Se nos llama a compartir el evangelio dentro y fuera de tiempo. En todo lugar, y a todo al que nos sea posible. Ahora bien, sabemos que algunos métodos evangelísticos, de ser tan usados por otros grupos, ya resultan ineficaces para que la gente, por lo menos, nos escuche. Por eso, debemos hacer un esfuerzo creativo -siendo guiados por el Espíritu Santo-, para que diseñemos formas más actuales de comunicación. Eso no quiere decir que sea más fácil. Se necesita:
- Disponibilidad. Debemos buscar un tiempo para dedicarse a métodos alternativos (vídeo, teatro, internet, etc.)
- Generosidad con nuestros recursos económicos. Nuevos materiales que sustituyan a nuestros antiguos folletos evangelísticos.
- Crear una atmósfera de amor y de familia en la iglesia, que son los grandes anhelos de nuestra sociedad despersonalizada e individualista.
Que deben verse reflejada en nuestros cultos y en nuestra forma de enfrentar la vida. En los próximos meses, vamos a ir en esta dirección. Crearemos herramientas más eficaces y métodos más actualizados. Pero al final, el resultado sólo se garantizará, si el fruto y los dones del Espíritu, se hacen visibles, Y ahí está tu responsabilidad. Es hora de que te preguntes, si estás llevando a cabo la gran comisión que nos fue dada a todos.
Pr. Luis Antonio de la Peña