“Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas.”
Santiago 1:2
Había una canción de alabanza muy antigua, que decía algo así: “no puede estar triste un corazón que tiene a Cristo…” ¿Es verdad que el cristiano no puede estar triste? Cuando se pierde alguien querido; cuando nos diagnostican alguna grave enfermedad; cuando nos llama el jefe, para decirnos que estamos despedidos, etc. A mi me parece de una enorme crueldad, decirle a un hermano que está pasando por una situación así: no puedes estar tristes pues conoces al Señor. El mismo Jesús atravesó momentos de gran dolor y tristeza; sirva como ejemplo Getsemaní, la muerte de lázaro o la vista de Jerusalén a su entrada. Por eso, creo que el gozo, no tiene que ver con una actitud alegre ante las circunstancias. Más bien, siguiendo la Escritura, es el estar siempre en esperanza. Es como si nos dijeran: “ten paciencia, no se ha contado el final todavía”. Creo que a eso se refiere Santiago en 1:2: “Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas.” Esto debe llevar lógicamente a la alegría, que la palabra griega “xara” refleja. Es la alegría desbordante ante el perdón de Dios y su obra, incluso si no se trata de una experiencia agradable. Creo que uno puede estar triste, pero esa tristeza, dará paso a la esperanza (todo está bajo Su control) y esto nos lleva a la alegría. Alegría que debe reflejarse en el culto, en el trato con los demás, en el momento en que enfrentemos situaciones difíciles. Este gozo, sólo es posible desde el interior de la persona y en su reflexión sobre Dios y su acción en nuestras vidas. No se puede imponer a otro, ni decirle que debe tenerla. Es un experiencia a la que sólo se llega de forma personal e intransferible. Pero una vez, se llega a entender que Dios está detrás de todo lo que ocurre, es cuando se hace posible la experiencia de alegría, a veces desbordante. Por tanto, cuando lleguen esos momentos difíciles, no pienses que como cristiano no puedes estar triste; sino que medita en la grandeza soberana de Dios, y piensa que Dios está detrás controlándolo todo y que tu dolor tiene un sentido en Él. Si haces esto, verás como empiezas a ver las cosas de otra manera y la alegría de la salvación vuelve a ti.
Pr. Luis Antonio de la Peña